viernes, 20 de abril de 2012

CAPÍTULO 2

Una vez, cuando tenía cinco o seis años, en el entrenamiento, esperaba inmóvil en la fila del puesto de los cuchillos. Cuando fue mi turno de tirar, le dí justo en el corazón a la diana estándar, y luego a la silueta humana. Y allí me quedé. Con una gran sonrisa en el rostro. Estando orgullosa de mí.
Así me siento ahora.
—¡Bueno, bravo! —exclama Zenobia Cronin, llena de entuasiasmo—. ¡Éste es el espíritu del Distrito 2! ¿Cómo te llamas?
—Clove... —no me dejan terminar mi apellido porque todos comienzan a gritar y a aplaudir.
—Apuesto a que estás emocionada por lo que te espera, ¿cierto? —pregunta Zenobia mientras yo le analizo el rostro modificado por el Capitolio.
—Oh, claro que lo estoy. —suelto una pequeña risita que los vuelve locos.
Pasan al menos dos minutos para que el Distrito deje de aplaudir y de gritar.
—¡Qué día tan emocionante! —deja pasar unos segundos—. ¡Ha llegado el momento de elegir a nuestro tributo masculino! —con la clara intención de entusiasmar aún más al Distrito, avanza hacia la bola de los chicos con esos pequeños saltitos en su caminar que tanto me molestan, después mete la mano hasta el fondo tomando la primera papeleta que encuentra, vuelve rápidamente al podio y lee en voz clara—. Ostro Keene.
Pienso un poco intentando conocer el nombre, pero no me suena. De pronto veo a un chico flacucho de 12 o 13 años caminando hacia el escenario. Será presa fácil.
El chico sube al escenario, y por raro que suene nadie se abalanza para ser voluntario. ¿Donde está Cato?
—¿Voluntarios? —pregunta Zenobia con un ligero miedo en su mirada, ya que los chicos suelen ser muy agresivos para llegar al podio.
Nadie corre, nadie grita. Esto es muy raro. De pronto, al fondo, en la sección de chicos de 18 años, se ve movimiento. Hay personas golpeándose entre si. Hay un fuerte alboroto atrás. Unos minutos después veo a tres chicos, entre ellos Cato, corriendo hacia nosotros.
No me sorprende, pero el primero en llegar es, claro, Cato.
Cuando él sube al escenario, el pequeño Ostro baja corriendo, y muriendo de miedo, busca a su mamá. Qué tonto.
El alcalde empieza a leer el largo y aburrido Tratado de la Traición, como hace todos los años en éste momento (es obligatorio), pero no escucho ni una palabra.
"Perfecto", pienso. Ahora podré demostrarle a Cato que no soy tan débil como él piensa. Y además estaré en La Arena con él, tal vez solos. Con la única preocupación de que solo uno puede salir con vida.
Aunque, como él dijo, somos veinticuatro, sería mala suerte tener que matarlo yo.
Como sea, últimamente no hay quién se fíe de la suerte.
El alcalde termina de leer el Tratado de la Traición y nos indica a Cato y a mi que nos demos la mano. Nunca había tocado a Cato, ni siquiera las manos. Su mano es fuerte y grande y puedo sentir las palpitaciones de su sangre en ella. Me mira a los ojos con una horrible mirada, la misma que usa cuando su padre lo golpea. Rencor, seguramente.
Nos volvemos para mirar a la multitud, mientras suena el himno de Panem (aka Horn Of Plenty de Arcade Fire).

En cuanto acaba el himno, nos ponen bajo custodia. No nos esposan ni nada, pero un grupo de Agentes de la Paz nos acompaña hasta la puerta principal del Edificio de Justicia. Quizá, antes, algún tributo intentara escapar, aunque, ¿quién lo haría? ¿Quién se perdería su oportunidad de participar en Los Juegos del Hambre? Yo no.
Una vez dentro, nos separan a Cato y a mí en salas diferentes y me dejan sola. Un sitio lujoso, si, casi igual a mi casa. Éste es el tiempo que se nos da a los tributos para "despedirnos" de nuestros seres queridos.
Mi madre, mi hermana y mi padre son los primeros. Extiendo los brazos hacía mi madre y ella me contesta con una bofetada.
—¿Por qué lo hiciste? ¡No debiste haber sido voluntaria! ¡Si ganas serás muy infeliz! —me grita ella.
Me llevo la mano a la mejilla que siento caliente por la bofetada.
—¿Qué mas da? ¿Qué mas da? —responde mi padre—. Me siento muy orgulloso de mi pequeña Clove.
Mi padre me abraza y mi hermana me dice:
—Bien hecho, Clove. Supongo que tú si podrás traer honor a la familia.
—Seguro que sí. —le respondo con una sonrisa.
Un Agente de la Paz entra y nos dice que se nos ha acabado el tiempo.
—Los quiero, a los tres. Los veré en un mes, ¿de acuerdo?
Ellos me responden, el agente les ordena que se marchen y cierra la puerta. Escondo la cabeza en unos de los cojines y sonrío, grito y río de felicidad (en otras palabras, Clove está fangirleando).
Después de ellos, nadie más entra. Supongo que no soy tan querida como pienso.
La estación de tren está cerca del Edificio de Justicia, y aún así nos llevan en coche. Es uno parecido a los muchos que tiene mi padre.
No he llorado, Cato tampoco. Y supongo que hicimos bien, porque la estación está a rebosar de periodistas con cámaras apuntándome a la cara.
Tenemos que quedarnos unos minutos en la puerta del tren, para que las cámaras nos capten, después, nos dejan entrar al vagón y las puertas se cierran detrás de nosotros. El tren empieza a moverse de inmediato.
Al principio, la velocidad del tren me asusta un poco. Nadie de nosotros había viajado en tren antes, ya que está prohibido viajar de un Distrito a otro.
(Bla, bla, bla, me salto la explicación de como se construyó el Capitolio y eso...)
En el tren, cada uno tiene su propia habitación, con un vestidor y un baño privado. Me doy un baño rápido y me pongo un pantalón verde y una blusa de tirantes color café, ropa que saco de los cajones que hay en mi habitación.
(Me salto también la historia de los Sinsajos por que Clove no tiene uno...)
Zenobia Cronin va a recogerme para la cena, y la sigo por un estrecho y largo pasillo hasta llegar a un comedor con paredes de madera pulida (MAHOGANY!) que es un tanto común para mi.
Como todos los trenes son iguales, me pregunto como se sentirán los tontos tributos del 12, que aún no conozco, con tantos lujos. Lo cual me da un poco de risa. Tributos flacuchos que llegarán al baño de sangre, cuando mucho.
Hay una mesa en la que todos los platos se ven muy frágiles, y Cato ya está sentando, esperando.
—¿Dónde está nuestro mentor? —pregunta él.
—No deben tardar en llegar. —responde Zenobia.
Claro, son dos mentores. Como tenemos muchos vencedores en nuestro Distrito, no a todos les da tiempo de ser mentor, así que cada año ponen a dos o más. El Distrito 1, el nuestro y el Distrito 4 son los únicos con ese privilegio.
La primera en llegar es una mujer con unos dientes muy afilados, seguro hechos en el Capitolio. Y unos segundos mas tarde llega un hombre, grande y robusto. (¡Saludos Enobaria y Brutus! Jaja)
La cena sigue su curso: una espesa sopa de zanahorias, ensalada verde, chuletas de cordero y puré de patatas, queso y fruta, y una tarta de chocolate (si, a todos los tributos les dan lo mismo de comer ._.).
Al terminar, vamos a otro compartimento para ver el resumen de cosechas de todo Panem. Vemos las ceremonias una a una, los nombres, los voluntarios y todo. Examinamos las caras y sus comportamientos: una chica rubia y sexy del Distrito 1, que seguro tendrá muchos patrocinadores, una pelirroja del Distrito 5, un chico cojo del Distrito 10, una pequeña del Distrito 11, será fácil terminar con ella. Y la primera voluntaria del Distrito 12. Qué valentía la suya, aunque no llegará muy lejos.


(Espero les guste mucho :D y gracias por las bonitas palabras que me dieron por el primer capítulo :3 igual, me dicen si les gustó por aquí o en Twitter, va? Gracias :D)
Atte: Fer. aka @ProudOfJennLaw en Twitter. :)

3 comentarios:

  1. "Y la primera voluntaria del Distrito 12. Qué valentía la suya, aunque no llegará muy lejos." :O:O hahaha okay. (?

    Estuvo guay. :D sí, ese documento me lo bajaré como en 3 días. x) ohsiii. :D pero primero tengo que terminar Fallen! o sea mañana. :D sdjhfgksjhgfasj *fangirlea por las palabras de Daniel para Luce*. ah re nada que ver. (?

    Pues sí? Estuvo guay. :D espero no te tardes mucho con el siguiente. :3

    Atte: AnnieM. :3 ah, & ya cerré mi cuenta. :/

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  2. fangirleando hahhaha eso me hizo reir xD.
    pero que cosas yo estaria llorando como loca y haciendo rabietas por no querer ir hahahah , en vez de estar emocionada como ella.
    pff yo me esconderia debajo de las piedras en la cosecha que alboroto en su distrito :$
    me gusto el capitulo.

    saludos y continua pronto :)

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  3. asdfghjkl que genial definitivamente lo amo :'D no puedo esperar para el otro capitulo porfavor continuarlo *-* estoy obsesionada con esto JAJA

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