viernes, 27 de abril de 2012

CAPÍTULO 4

Unas horas más tarde, estoy vestida con un hermoso (aysi) vestido corto, color dorado. Parezco un gladiador y creo que me veo muy bien.
(me salto la explicación de como es su vestido, porque ya todos sabemos como iban Clove y Cato vestidos...)
—Se ven grandiosos. Van a amarlos. —asegura Gunnar, y acaba por convencerme.
—¿Ya viste a Cato? —le pregunto, intentando esconder que me importa.
—Claro. Ambos se ven muy bien.
Llevo un maquillaje muy dramático en los ojos y me han cepillado el cabello, pero va cubierto.
A pesar de que preferiría ser yo la que destacara en el desfile, me alivio un poco al ver a Cato vestido igual que yo.
—El público no los reconocerá en La Arena. Perfecto, ¿no? —añade Nitya.
No sé si eso sea algo bueno o no, así que me limito a sonreír. Por otro lado, Cato lleva los brazos descubiertos, lo que me distrae un poco.
Nos llevan al nivel inferior del Centro de Renovación, que es básicamente un establo gigante. La ceremonia inaugural va a empezar y están subiendo a las parejas de tributos en unos carros tirados por grupos de cuatro caballos. Los nuestros son de un color café hermoso, unos animales tan bien entrenados que ni siquiera necesitan un jinete que los guíe. Gunnar y Nitya nos conducen a nuestro carro y nos arreglan por última vez.
—¿Qué piensas? —le susurro a Cato—. De nuestro vestuario.
—Parecemos luchadores, lo que somos. ¿No crees? —me responde con una sonrisa entre dientes.
—Tienes razón. —le respondo igual, sonriendo.
Minutos antes de que comience el desfile, llegan Brutus y Enobaria y nos dicen lo obvio, que nos vemos muy bien y todo eso.
Escucho unas risas que vienen de atrás y al fin puedo ver a los tributos del 12, que son ellos los que ríen. Van vestidos en un traje negro, como el carbón. No causarán mucha impresión.
Empieza la música de apertura. No cuesta oírla, la ponen a todo volumen en las avenidas del Capitolio. Unas puertas corredizas enormes se abren a las calles llenas de gente. El desfile dura unos veinte minutos y termina en el Circulo de la Ciudad, donde nos recibirán, tocarán el himno y nos escoltarán hasta el Centro de Entrenamiento, que será nuestro hogar hasta que empiecen los Juegos.
Los tributos del Distrito 1, que van frente a nosotros, van en un carro tirado por caballos blancos como la nieve. Están muy guapos, cubiertos de piedras preciosas. Distrito 1, fabrica lujos para el Capitolio.
La alarma inicial de la muchedumbre al vernos aparecer se transforma rápidamente en vítores y gritos de "¡Distrito 2!". Todos se vuelven para mirarnos, espero que sean patrocinadores, pero sus ojos sobre nosotros no dura mucho, porque de pronto, la audiencia voltea al último carro, con brillo en sus ojos. Volteo a ver a Cato y su expresión es dura, está tan enojado como yo. Ambos volteamos hacia atrás y vemos al carro del Distrito 12, ardiendo en llamas.
¡Pero como! ¡Yo los vi! ¡Estaban vestidos de un negro muy aburrido! ¡No puede ser! ¡Nos han ignorado!
Al ver las caras de los demás tributos detrás de nosotros, se ven tan sorprendidos como nosotros.
Los doce carros llenan el circuito del Círculo de la Ciudad. Nuestros caballos nos llevan justo hasta la mansión del presidente Snow, y allí nos paramos. La música termina en unas notas dramáticas.
El presidente nos da la bienvenida oficial desde el balcón que tenemos encima. Lo tradicional es enfocar las caras de todos los tributos durante el discurso, pero en la pantalla ponen a la pareja del Distrito 12 más de lo que les corresponde. Eso me enfurece aún más, y a Cato ni se diga.
Recorremos el circuito una vez más antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento.
En cuanto se cierran las puertas, nos rodean los equipos de preparación, que se ven tan frustrados como nosotros.
Miro a la chica del Distrito 12 con odio, igual que Cato y muchos de los otros tributos. Ella parece darse cuenta, lo que me provoca un poco de satisfacción. Llegan los estilistas del 12 y apagan el fuego. Lástima que el Capitolio no pudo ver que era sintético.
En cuánto llegan Gunnar y Nitya, Cato corre hacia Gunnar e intenta golpearlo.
—¡Dijiste que seríamos los mejores! —le grita Cato.
—¡Y lo fueron!
La respuesta de Gunnar me molesta hasta a mí. Que hipócrita.
Un par de Agentes de la Paz toman a Cato y se lo llevan. Tengo un compañero de Distrito muy agresivo, dentro de La Arena nos viene bien, pero fuera va contra las reglas.

El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Éste será nuestro hogar hasta que empiecen los Juegos. Cada Distrito tiene una planta entera, así que nosotros estamos en el segundo piso.
Me dan mi propia habitación, y al llegar, me dejo caer sobre la cama. Estoy exhausta. Antes de darme cuenta, me quedo dormida hasta que Zenobia va a despertarme para ir a cenar.
Cuando llego al comedor, Cato y Brutus hablan, seguro del desfile. Al parecer, Cato ya no está tan molesto.
Brutus, Enobaria, Cato, Gunnar, Nitya y yo estamos sentados en la mesa. El objetivo no es comer, sino planear estrategias, y con Gunnar y Nitya, no vamos muy bien.
Unas personas silenciosas vestidas con una túnica roja nos ofrecen unas copas de vino. Siempre me ha gustado el vino.
Nadie habla, es cierto, fracasamos en el desfile, no tenemos nada que decir. Yo, me concentro en mi cena: sopa de champiñones, verduras amargas con tomates del tamaño de guisantes, ternera asada cortada en rodajas, fideos en salsa verde y queso que se derrite en la lengua con uvas negras dulces. Una cena deliciosa, pero solo se escucha el sonido de los cubiertos golpeando contra los platos.
—Estuve pensando en sus trajes para las entrevistas... —dice Gunnar en voz baja.
—Si vas a diseñarlos tú, prefiero ir desnudo. —responde Cato.
Eso le cierra la boca y la mesa vuelve a estar tan silenciosa como al principio.
—El toque justo de rebeldía. (the perfect touch of rebellion) —añade Enobaria de la nada.
Seguro hablaba del debut del Distrito 12.
¿Rebeldía? No creo. El Capitolio ya se habría encargado de eso. O más bien, de ella.
—Mañana por la mañana es la primera sesión de entrenamiento. Reúnanse con nosotros para el desayuno y les diré como comportarse. —dice Brutus—. Ahora vayan a dormir.
Cato y yo nos ponemos de pie y caminamos hasta nuestras habitaciones. Cuando llegamos a mi puerta, él se apoya en el marco de la puerta y no me deja pasar.
—¿Qué tal la chica del 12? —me pregunta.
—Nos robó el show. —le contesto poniendo los ojos en blanco.
—Creo que ya sé a quién mataré primero.
Ambos reímos un poco, Cato me da un besito en la frente y da la vuelta.
—Eh, Cato. —le digo antes de que él llegue a su puerta.
—¿Mmm? —me responde.
—Gracias por todo.
—Claro, Clove. —sonríe extrañado y entra a su habitación.
No estoy muy segura de porque le dí las gracias, pero últimamente me he sentido más ligada a él, y tampoco estoy muy segura de si éste sentimiento viene de la Cosecha o desde antes. Sólo sé que me siento más segura estando con él que estando con cualquier otra persona. Y el problema es que solo uno puede sobrevivir.


(OH MY GOD! Jajaja chicos, muchas gracias por sus bonitas palabras :3 creo que les está gustando el fanfic :D varias personas me dijeron que les avisara cuando subiera capítulo :3 btw, no tendré tiempo de escribir ésta semana, así que tal vez habrá capítulo hasta el jueves o viernes :( igual los quiero mucho! Hehe)
Atte: Fer. aka @ProudOfJennLaw en Twitter. :)

2 comentarios:

  1. ¡Me encanta! ¡me he leído todo lo que has subido ahora mismo!
    Yo también voy a querer que me avises de cuando subes porfa :)
    Mi twitter es @LauGuilln y de nombre La Chica del Pan. Muchas gracias y me encanta *_*
    <3

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  2. OMG JAJA que hermoso me enamoro de tu Fanfic *-* me leo todo y estoy todos los días viendo si subes otro xD en fin me encanta continuarlo esta super *u*

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